El perro que adoptó este órgano de Estado como su hogar, en 2010, falleció el 9 de noviembre debido a problemas de salud agravados por su avanzada edad. En esta institución se le brindó cuidado y cariño; a cambio, él entregó amistad y lealtad.

El jardín situado frente al Salón Azul de la Asamblea Legislativa será la última morada de Canelo, el perro que por más de una década adoptó este recinto como su hogar, tras pasar deambulando por las calles.
Desde el primer momento, los legisladores y el personal de la institución lo acogieron como a un miembro más de la familia. Le brindaron cuidado y cariño; a cambio, él entregó amistad y lealtad.
Canelo falleció, el 9 de noviembre pasado, debido a problemas de salud agravados por su avanzada edad. Así lo informó, ese día, el presidente de este órgano de Estado, Ernesto Castro, quien anunció que el peludito sería sepultado en las instalaciones legislativas.
Este lunes, en una emotiva ceremonia, los diputados Christian Guevara y Sandra Calderón, de Nuevas Ideas —acompañados de colaboradores de diferentes áreas— enterraron las cenizas del canino y se despidieron de él.
“Canelo entró a esta Asamblea en 2010 y 14 años después le estamos diciendo adiós. Tuvo la dicha de ser cuidado por la diputada de la bancada cyan, Sandra Calderón, quien lo adoptó, lo cuidó y estuvo pendiente hasta el último momento”, afirmó Guevara.
El parlamentario recordó la importancia de velar por el bienestar de los animales, un compromiso que Nuevas Ideas ha asumido desde su primera legislatura. Agregó que durante el paso de Canelo por esta institución se lograron cambios de mentalidad y se legisló a favor de los animales domésticos.
En 2022, los diputados promovieron la creación del Instituto de Bienestar Animal y aprobaron la Ley de Bienestar Animal, que reconoce a los animales de compañía y silvestres como seres sintientes, por lo que se les asegura el bienestar, buen cuido, manejo y protección integral contra todo acto de crueldad.
Además, legislaron para que se castigue con penas de entre dos y cuatro años de cárcel a quienes maltraten animales.
La diputada Calderón, a quien se delegó para sepultar los restos del perro, mencionó que para ella era muy triste despedirse de él, pero la reconforta haberle dado cuidado y protección hasta el último momento.
“Lo mejor de todo es que le dimos cariño y era recíproco. Era un perrito algo enojado, que lo único que quería era cariño. Yo le daba de comer y lo sobaba, esa era la conexión que teníamos”, expresó la parlamentaria.
Milton Díaz, un empleado de seguridad que también fue muy apegado a Canelo, recordó varias anécdotas con el perro, entre ellas cuando lo acompañaba a realizar sus rondas de trabajo o cuando lo veía pelearse con los gatos y mapaches.
“Nos hace falta, porque era bien querido y protegido. Aunque le costaba caminar, subía con nosotros por las gradas hasta la octava planta para hacer las inspecciones”, recordó el empleado.
Canelo conocía cada rincón de la Asamblea. Cuando no se le veía recorrer los pasillos —expectante a lo que ocurría a su alrededor— era porque estaba custodiando los portones, como buen guardián.
En innumerables ocasiones, fue protagonista de hechos divertidos que han quedado grabados en la memoria de empleados y visitantes. Como cuando, con gallardía, caminaba delante de los diputados abriéndoles paso hacia el Salón Azul.
Para el recuerdo también han quedado las veces que “rompía el protocolo” al caminar, sin apuros, por la alfombra roja en las sesiones plenarias solemnes; o cuando se colaba entre los periodistas durante las conferencias de prensa.
La fama de Canelo trascendió a los medios de comunicación y al ciberespacio, donde también conquistó los corazones de la población con las imágenes que se publicaban de él.
La pérdida de Canelo deja un vacío profundo en la comunidad legislativa, donde su memoria será recordada como un símbolo de amistad, compañerismo y lealtad incondicional.